El hueco final de Corta Alloza, 130m de profundidad, fue rellenado (1991-1998) por estériles mineros y por residuos del uso industrial del carbón hasta alcanzar la cota original del terreno. En la superficie de este relleno se ha establecido un humedal como sistema de restauración ambiental para recrear espacios húmedos que son escasos en la zona. Consta de dos cubetas y sus respectivas zonas de inundación. El nivel de agua fluctúa según la climatología, de modo que durante periodos con abundantes lluvias se llegan a juntar formando una sola laguna. Con el paso del tiempo esta zona ha sido colonizada por la vegetación y la fauna. Hoy se trata de una zona de gran valor ecológico, ejemplo de una actividad pionera en materia de restauración ambiental.
En noviembre de 2010 el humedal Corta Alloza fue incluido en el Inventario de Humedales Singulares de Aragón, Decreto 204/2010 de 2 de noviembre.